Cuba: Mujeres defienden logros de revolución ante guerra económica de EUA, crisis capitalista mundial

12 de septiembre de 2022
Child care center, Pinar del Río, June 2022. First such centers were set up in 1961 under leadership of Federation of Cuban Women to enable women to work and participate in the revolution.
Círculo Infantil La Nueva Flor, Sandino, Pinar del RíoCírculo infantil, Pinar del Río, junio de 2022. Estos centros de cuidado de niños fueron iniciados en 1961 bajo la dirección de la Federación de Mujeres Cubanas para permitir que las mujeres trabajaran y participaran en la revolución.

POR MARTÍN KOPPEL,
SETH GANINSKY Y
MARY-ALICE WATERS

NUEVA YORK — Después de más de dos años de debates con la participación de millones de cubanos, se celebrará el 25 de septiembre un referendo nacional para votar “sí” o “no” sobre un nuevo Código de las Familias. De ser aprobado, reemplazaría el Código de la Familia adoptado hace casi 50 años en un referendo similar, que registró los enormes avances en el estatus social y económico que las mujeres conquistaron en la primera década y media de la revolución socialista cubana.

El documento tiene como objeto codificar los logros económicos y sociales de las mujeres y reflejar los cambios en actitudes sociales producidos desde que se aprobó el código de 1975.

También aborda algunas de las dificultades económicas que afectan hoy día a las familias en Cuba, especialmente respecto a la responsabilidad del cuidado de los adultos mayores y los niños. Trata una serie de cuestiones sociales polémicas, desde los derechos y las responsabilidades de los padres frente a los derechos de los hijos menores de edad, hasta las uniones de hecho y el matrimonio de parejas del mismo sexo.

Members of peasant family learn to read and write, 1961. Young women were majority of the 250,000 volunteers who wiped out illiteracy in one year. Women’s determination to participate in revolution broke down barrier after barrier inherited from capitalism, as working people gained confidence in their own capacities.
GranmaMiembros de familia campesina aprenden a leer y escribir, 1961. Las jóvenes fueron la mayoría de los 250 mil voluntarios que erradicaron el analfabetismo en un año. La determinación de las mujeres de participar en la revolución derribó barrera tras barrera heredada del capitalismo, al tiempo que el pueblo trabajador fue cobrando confianza en sus propias capacidades.

Durante un período de tres meses que concluyó el 30 de abril, se celebraron 78 mil reuniones por toda la isla para debatir el código: en cada barrio y en centros de trabajo y zonas rurales. El borrador, preparado por una comisión establecida por el Consejo de Estado de Cuba, ha sido revisado muchas veces en el transcurso de estos y otros debates, y el texto que se votará en septiembre, la versión 25, fue aprobado en una sesión de la Asamblea Nacional.

Reporteros del Militante tuvieron la oportunidad de conversar sobre el Código de las Familias y cuestiones económicas y sociales afines con Teresa Amarelle, secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), y Osmayda Hernández, directora de relaciones internacionales de la FMC. Ellas se encontraban en Nueva York en marzo para asistir a la reunión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW) de Naciones Unidas. Amarelle es también diputada en la Asamblea Nacional del Poder Popular y miembro del Consejo de Estado.

Al momento de la entrevista, las reuniones barriales estaban en plena marcha. Amarelle y Hernández, al igual que otros miembros de la FMC en todo el país, participaron activamente en estos intercambios desde el principio.

Registra logros para la mujer

Amarelle apuntó que el Código de la Familia original, aprobado en 1975, había registrado los enormes logros para la mujer en los primeros años de la revolución. Reemplazó las leyes sobre el matrimonio, el divorcio y las pensiones alimentarias que habían codificado las relaciones de propiedad de la antigua clase capitalista gobernante de Cuba antes de la revolución.

La proporción de las mujeres en la fuerza laboral ha seguido aumentando, del 24% en 1974 al 55% en 2020. Eso, junto con sus mayores niveles educativos y de participación en todos los aspectos de la sociedad cubana, ha cambiado aún más las amplias actitudes sociales respecto a la mujer.

El nuevo proyecto de código refleja algunos de esos cambios. Por ejemplo, prohíbe la violencia doméstica contra la mujer. El código de 1975 no abordaba ese tema, y en aquel entonces no era infrecuente que algunas personas negaran la existencia del problema. Sin embargo, a través de las décadas, la FMC, una organización de masas con 4 millones de afiliadas, ha desempeñado un papel importante para que haya mucho menos aceptación de la violencia doméstica como algo “normal” y en proteger a las mujeres afectadas.

Otro cambio es el de la edad legal de matrimonio. Actualmente es de 18 años, pero las muchachas pueden contraer matrimonio a los 14 años y los muchachos a los 16 años con el consentimiento de sus padres. “Era discriminatorio: las hembras a una edad y los varones a otra”, dijo Amarelle.

Esto también ha contribuido a la deserción escolar y pérdida de oportunidades de empleo por las adolescentes después de quedar embarazadas y sentirse presionadas a casarse. La reducción de los altos niveles de embarazos en adolescentes es una de las prioridades de la FMC, trabajo que realiza a través de sus Casas de Orientación a la Mujer y a la Familia, que existen en cada municipio.

Después de debatir el tema, “decidimos que el Código debe dejar la edad en 18 sin excepción. Esa propuesta ha tenido una buena aceptación”, señaló Amarelle.

Cuidado de niños y adultos mayores

La prensa cubana describe el “Código de las Familias” como un documento que reconoce “muchos tipos de familias”, y el anteproyecto afirma que la familia se define por una relación basada en “el amor, el afecto, la solidaridad y la responsabilidad”. Ese es el futuro que el código se propone acercar, pero está lejos de ser la realidad en un mundo donde rigen las relaciones de mercancías.

Machine operator, Villa Clara, Cuba, 2019. After revolutionary victory, proportion of women in labor force grew steadily, including in ‘nontraditional’ jobs.
Granma/Freddy Pérez CabreraOperaria en Villa Clara, Cuba, 2019. Tras la victoria revolucionaria, la proporción de mujeres en la fuerza laboral fue creciendo, incluso en empleos “no tradicionales”.

Como explicó con tanta claridad Federico Engels, fundador junto a Carlos Marx del movimiento obrero comunista moderno, lo que ha determinado el carácter de la familia en todas las etapas de la sociedad de clases no es el amor sino la propiedad. “La verdadera igualdad entre hombres y mujeres”, escribió, “solo puede convertirse en una realidad cuando se haya abolido la explotación de ambos por parte del capital y el trabajo privado en el hogar haya sido transformado en una industria pública”. Eso es tan cierto en Cuba como en el resto del mundo.

De hecho, una buena parte del nuevo código trata sobre temas de propiedad. El anteproyecto, explicó Amarelle, aborda cuestiones de herencia y establece opciones para la disposición de bienes en el matrimonio y la división de estos —por ejemplo, la vivienda— en un divorcio. Cuba tiene la tasa de divorcios más alta de América Latina, un reflejo, entre otros factores, de los avances económicos y el estatus de la mujer que la revolución ha hecho posible.

Uno de los temas más importantes y debatidos que se abordan en el Código de las Familias es la responsabilidad del cuidado de los niños y los parientes ancianos. Cuba, con una expectativa de vida de 79 años, tiene una creciente población envejeciente; hoy día un 20 por ciento es mayor de 60 años. Dada la crisis de la vivienda, un problema de larga data, es muy común que un hogar incluya a los padres, hijos y abuelos viviendo hacinados bajo un mismo techo.

El proyecto del Código de las Familias establece que los familiares mayores, los que tienen necesidades especiales y los hijos menores tienen “el derecho al cuidado”, dijo Amarelle. Los padres y otros parientes cercanos tendrán una obligación legal de asegurarles alimentos y otras necesidades.

Las mujeres son las cuidadoras en la gran mayoría de las familias, y en muchos casos se ven obligadas a dejar su empleo para asumir esa responsabilidad. Ya tienen derecho a un año de licencia por maternidad —18 semanas a salario completo y el resto al 60% de su salario— que puede ser extendida a su pareja masculina u otro familiar designado.

Bajo el proyecto del código, podrán pedir compensación monetaria de otros familiares para compartir la responsabilidad del bienestar de los parientes ancianos.

Debaten matrimonio del mismo sexo

El nuevo Código de las Familias afirma “el derecho de todas las personas a fundar una familia y a contraer matrimonio o a constituir una unión de hecho afectiva y a la adopción”.

“Respeta esos derechos para todos”, dijo Amarelle, desde las parejas casadas sin importar el sexo, hasta los padres solteros, los niños criados por abuelos u otros parientes y las relaciones de hecho.

La nueva medida facilitará el proceso de adopción, incluso para las parejas del mismo sexo, y permitirá la “gestación solidaria” (subrogada), con tal que no implique remuneración. En Cuba será ilegal alquilar el cuerpo de una mujer para tener un hijo. El vientre no es una mercancía.

“Hoy la sociedad cubana es más inclusiva. Hay menos prejuicios y más respeto a los derechos individuales”, dijo Amarelle.

El anteproyecto daría a las “uniones de hecho afectivas” con al menos dos años de duración un estatus jurídico igual al del matrimonio, incluso para los derechos de propiedad y herencia. Además, el matrimonio y la unión de hecho de parejas del mismo sexo gozarían del mismo estatus legal que para las parejas heterosexuales.

Above, Feb. 2 meeting in Camagüey, one of 78,000 that took place across Cuba to discuss proposed new Families Code, which deals with range of debated social issues. Below, Teresa Amarelle, general secretary of Federation of Cuban Women, who actively participated in the discussions.
Agencia Cubana de NoticiasCamagüey, 2 de febrero, una de las 78 mil reuniones celebradas en Cuba para discutir el Código de las Familias, que aborda diversos temas sociales muy debatidos.

La prensa capitalista internacional se ha enfocado casi exclusivamente en la sección sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero es solo uno de los 474 artículos del Código de las Familias, muchos de los cuales han sido objeto de intensos debates. No obstante, las propuestas de permitir que las parejas del mismo sexo se casen y adopten niños han sido controvertidas.

Teresa Amarelle, secretaria general de Federación de Mujeres Cubanas, quien participó activamente en los debates.
Militante/Seth GalinskyTeresa Amarelle, secretaria general de Federación de Mujeres Cubanas, quien participó activamente en los debates.

La propuesta de definir el matrimonio como unión “de dos personas” en vez de “un hombre y una mujer” fue debatida inicialmente como parte de la nueva constitución aprobada en 2019 por referendo popular. Sin embargo, debido a los debates acalorados que provocó, se quitó toda referencia al matrimonio del texto final de la constitución. La propuesta fue incorporada al proyecto del Código de las Familias, permitiendo más debate.

Según la prensa cubana, un 76% de los cubanos en edad de votar —unos 6.5 millones de personas— participaron en las reuniones barriales sobre el Código de las Familias. De estas, un 62% expresaron su apoyo al proyecto, lo cual indica que es más controvertido que la nueva constitución, aprobada por una mayoría del 86%.

La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, en una declaración emitida en febrero, dijo que el Código de las Familias tiene “elementos positivos como el fortalecimiento de la atención y el cuidado del adulto mayor o de las personas con capacidades diferentes” así como medidas para proteger a las mujeres y a los niños de la violencia doméstica. Pero los obispos expresaron su oposición al matrimonio del mismo sexo. También criticaron el código diciendo que “está permeado por lo que se conoce como ‘ideología de género’. . . construcciones que quieren implantarse por la fuerza a la realidad” y que llevarían a que “se adoctrine a los hijos, sin el consentimiento de los padres”.

Durante el debate de la Asamblea Nacional sobre el código en julio, la diputada María Armenia Yi Reina, una líder cuáquera de Holguín, afirmó, “Aunque plantea temas que no comparto, basada en mis principios cristianos y mi fe, digo sí por el proyecto y exhorto a que se lleve a la consulta popular”, según informó el sitio noticioso CubaDebate.

Otro tema polémico es la propuesta de cambiar las normas legales sobre los derechos parentales de “patria potestad” (autoridad o custodia parental) —concepto jurídico muy generalizado en América Latina y Europa— a “responsabilidad parental”. Esto, de acuerdo al código, significa que los padres deben ser “respetuosos con la dignidad y la integridad física y psíquica de niñas, niños y adolescentes”. Las referencias a la “autonomía gradual” afirman que los padres y las cortes deben concederles a los niños una creciente participación en las decisiones que atañen a su vida a medida que maduran.

Como señaló Amarelle en nuestra conversación, el Código de las Familias tendrá consecuencias jurídicas, pero las relaciones sociales no pueden ser cambiadas por decreto. “Las leyes están ahí, pero nosotros tenemos que hacer la labor de sensibilizar y educar”, dijo.

Sanciones de EEUU golpean a mujeres

La elaboración del nuevo código familiar, destacaron las dirigentes de la FMC, se da en momentos cuando el pueblo cubano enfrenta los efectos combinados de la crisis económica capitalista mundial, la pandemia de Covid y una brutal guerra económica que el gobierno norteamericano ha librado por seis décadas. La política bipartidista de Washington está diseñada para privar a Cuba de los recursos económicos para el desarrollo y “demostrar” así que una revolución socialista solo conduce a la miseria, la desesperación y la ruina.

Las sanciones norteamericanas bloquean la importación de suministros médicos, combustible, piezas de repuesto y otros artículos esenciales. Limitan drásticamente el acceso de Cuba al sistema bancario internacional y penalizan a las empresas extranjeras que comercian con Cuba. La Casa Blanca bajo Trump impuso 243 medidas que endurecieron las sanciones, las cuales la administración Biden ha mantenido en su gran mayoría.

La desastrosa explosión de gas en mayo que arrasó un hotel de cinco estrellas, el Saratoga, en Centro Habana, al costo de 47 vidas, y el incendio de aún mayores proporciones en Matanzas, que en agosto destruyó una gran parte de las reservas petroleras de Cuba y dejó un saldo de 16 muertes, son apenas dos de los ejemplos más dramáticos de las consecuencias de privar al pueblo cubano de la tecnología necesaria para mantener la infraestructura de una economía del siglo 21 y para proteger vidas.

“Las mujeres cubanas han sido muy golpeadas por el bloqueo norteamericano, causa escaseces de alimentos, medicamentos y otras necesidades”, subrayó Amarelle. “Son las mujeres las que salen a hacer cola para esos productos. Aunque con el tiempo hemos avanzado y los hombres comparten más las tareas domésticas, es sobre las mujeres que recae el peso de las labores domésticas y la atención a los niños y los adultos mayores”.

Medidas para proteger a mujeres

Desde los primeros días de la pandemia en 2020, el gobierno revolucionario cubano tomó medidas para proteger a las mujeres y a otros trabajadores. “Cuando cerraron las escuelas y muchas mujeres tuvieron que quedarse en casa con los hijos, se les garantizó el 100% del salario el primer mes, y después el 60%”, dijo Amarelle.

“We’ve had to live with U.S. economic war on Cuba,” say leaders of Federation of Cuban Women. “We’ve done it for decades and still developed.” FMC helped launch home laundry program, like one above in Arroyo Naranjo, near Havana, to provide a much needed service and jobs for women.
Xinhua/Joaquín Hernández“Hemos tenido que convivir con la guerra económica de Washington contra Cuba”, dicen dirigentes de la Federación de Mujeres Cubanas. “Lo hemos hecho durante décadas y aún así hemos desarrollado el país”. La FMC ayudó a lanzar un programa de lavanderías a domicilio, como el que se ve arriba en Arroyo Naranjo, La Habana, para brindar empleos a mujeres y un servicio muy necesario.

La FMC y otras organizaciones de masas colaboraron con el gobierno para reubicar a los trabajadores desocupados a otros empleos. Entre ellos había muchos trabajadores del turismo, el cual había quedado paralizado durante la pandemia. Algunos trabajaron como personal de apoyo en hoteles y escuelas convertidas en centro de aislamiento para pacientes del Covid.

“También organizamos servicios de mensajería para llevar alimentos y medicamentos y ofrecer un contacto social a los adultos mayores” y otras personas que estaban aisladas en casa durante la pandemia, dijo Osmayda Hernández. “Muchos fueron voluntarios. Pero para las mujeres y familias que tenían una situación económica especialmente difícil, propusimos al Ministerio del Trabajo que fueran asalariadas, y así se hizo”.

En mayo de 2021, el gobierno cubano inició una campaña de vacunación, utilizando las vacunas muy efectivas que fueron desarrolladas por la ampliamente aclamada industria biotecnológica de ese país. A principios de 2022, el 90% de la población ya estaba vacunado. Volvieron a abrir las escuelas, los trabajadores empezaron a regresar a sus empleos y el turismo extranjero comenzó a recuperarse.

Amarelle describió un programa que el gobierno cubano ha instituido para construir o renovar viviendas —sin costo alguno a la familia— para mujeres con al menos tres hijos que enfrenten dificultades económicas. La prioridad que se da a este programa también se enmarca en la meta de ir revirtiendo el prolongado descenso de la tasa de natalidad en Cuba.

La FMC también ayudó a crear un proyecto de lavanderías en las comunidades llamado Espumás, que brinda empleo a mujeres que no pueden trabajar fuera del hogar, mayormente porque cuidan a niños o a adultos encamados.

“El Ministerio de Comercio Interior les arrienda una o dos lavadoras y les suministra el detergente y suavizador”, dijo Amarelle. Es una fuente de empleo e ingreso para las mujeres y responde a una verdadera necesidad social.

Existe una gran demanda de servicios de cuidado infantil, dijeron las dirigentes de la FMC. Cuba tiene 1,085 círculos infantiles por toda la isla, con casi 142 mil niños inscritos, pero aún hay 56 mil familias en una lista de espera.

El gobierno también brinda exenciones a los impuestos para las cuidadoras que, bajo la supervisión de los ministerios de Educación y Salud Pública, ofrecen servicios privados en sus propios hogares. Estas cobran más que los círculos infantiles públicos, pero ayudan a cerrar la brecha para las familias que lo pueden costear.

Además, la FMC, junto a la Central de Trabajadores de Cuba, está promoviendo guarderías llamadas “casitas infantiles” en los centros laborales, desde fábricas hasta cooperativas agropecuarias, en consulta con los padres, con recursos aportados por las entidades. En junio ya funcionaban 41 casitas infantiles en centros laborales de la isla, y se proyectaba crear otros 44.

Con la creciente población de adultos mayores, dijo Hernández, uno de los recursos para las familias son las “casas de abuelos”, aunque hay mucho más demanda que oferta. “Un familiar lleva al adulto mayor a la casa de abuelos temprano en la mañana y lo recoge por la tarde”, dijo.

“Allí el abuelo recibe desayuno, almuerzo y merienda”, dijo Amarelle. “Participan en ejercicios y actividades culturales, aprenden manualidades, celebran cumpleaños colectivos ¡y a veces hasta bodas!” Los centros también tienen personal médico.

Frente a los actuales desafíos, concluyó Amarelle, es evidente que la guerra económica y política de Washington —encaminada a hacer más difícil la vida de los cubanos con la esperanza de que se vuelvan en contra de su propio gobierno— no va a terminar en un futuro inmediato.

“Hemos tenido que aprender a convivir con el bloqueo norteamericano. Lo hemos hecho durante todas estas décadas, y aun así hemos podido desarrollar el país, dijo la dirigente de la FMC.

Eso es precisamente lo que los gobernantes capitalistas de Estados Unidos no pueden perdonar: que los trabajadores y agricultores de Cuba tomaron las fábricas, empresas de servicios públicos y plantaciones de manos de las familias capitalistas estadounidenses y cubanas, establecieron un gobierno que defendería los intereses del pueblo trabajador y sentó un ejemplo para millones de personas por todo el mundo.

Divulgar la verdad sobre ese ejemplo —incluidos los avances en la lucha por la emancipación de la mujer, hechos posibles gracias a la revolución— es la forma más eficaz de ganar apoyo entre el pueblo trabajador en Estados Unidos y a nivel mundial en la campaña para exigir que Washington ponga fin a todas sus sanciones económicas, financieras y comerciales contra Cuba.