Las protestas de decenas de miles de personas a raíz de la muerte de Mahsa Amini, una mujer kurda de 22 años, se han extendido a más de 80 ciudades de Irán, y a la región kurda de Iraq que comparte frontera con Irán. Amini murió el 16 de septiembre, tres días después de ser detenida en Teherán por la odiada policía de la “moral”. Han ocurrido protestas en todo el mundo.
Amini fue arrestada por presuntamente violar las normas de vestimenta que exigen que las mujeres se cubran el cabello. La policía dice que sufrió un paro cardíaco en la comisaría donde la habían llevado para su “educación”. Su familia sospecha que la golpearon en la camioneta que la transportó allí.
El 24 de septiembre, varios centenares de personas protestaron frente a la oficina de la ONU en Erbil, la capital del Gobierno Regional Kurdo en el norte de Iraq. Corearon: “¡Mujeres, vida, libertad!” Algunos participantes eran de la región kurda de Irán.
“Muchos de mis amigos estaban allí”, dijo Kanyaw Ebubekir al Militante por teléfono desde Sulaimaniyah, una ciudad también en la región kurda de Iraq. “A Mahsa la llamamos ‘Zhina’, su nombre kurdo. Zhina significa ‘vida’. Es importante que se conozca su identidad kurda, no solo el nombre persa que debe aparecer en su pasaporte”.
Azad Husseini, un carpintero de Baneh, Irán, que acababa de llegar para trabajar en Iraq, dijo a la agencia de noticias Rudaw que la muerte de Amini había desatado la ira que se había estado acumulando durante mucho tiempo. “La difícil situación económica”, dijo, “la represión de las libertades, particularmente de las mujeres, y los derechos del pueblo iraní llevaron a una implosión”.
Detrás de las protestas también esta el amplio descontento con las aventuras bélicas del regímen clerical burgues iraní en Iraq, Siria, Yemen, Líbano y más allá. Los trabajadores están cansados de las bolsas de cadáveres, funerales y sacrificios que estas operaciones les imponen.
La indignación por la muerte de Amini fue tan profunda que el presidente iraní, Ebrahim Raisi, llamó a la familia y prometió que habría una investigación. Pero a medida que se extendían las protestas, la policía y el Basij, una fuerza paramilitar bajo el control del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria, atacaron a los manifestantes con gases lacrimógenos, porras, cañones de agua y munición real.
Las protestas y huelgas de trabajadores han sido especialmente fuertes en la región kurda de Irán, donde el odio generalizado por la policía de la moral se entrelaza con la lucha contra la opresión nacional del pueblo kurdo.
La Asociación de Estudiantes Islámicos de la Universidad de Teherán condenó la aplicación por el gobierno de “violencia herética y crueldad contra las mujeres, algo sin precedentes incluso en la Edad Media”. Calificaron a las leyes que imponen normas de vestimenta a las mujeres como “una blasfemia que no es ni religión, ni costumbre, ni ética, ni honor, ni siquiera contenida en las propias leyes escritas” del régimen.
Cientos de personas han sido arrestadas en todo el país y más de 40 han sido asesinadas por las fuerzas represivas hasta el 26 de septiembre.
“La represión debe detenerse de inmediato”, dijo un comunicado del sindicato de conductores de autobuses en Teherán. “Todos los detenidos deben ser puestos en libertad de inmediato y sin condiciones. Las protestas, huelgas y demandas judiciales son derechos indiscutibles del pueblo”.