El pueblo ucraniano está luchando decididamente para expulsar a las fuerzas invasoras de Moscú de Ucrania y restaurar su soberanía sobre todo el país. Los bombardeos del Kremlin contra la infraestructura, que han dejado a 6 millones sin electricidad están intensificando su determinación.
El presidente ruso, Vladímir Putin, enfrenta una creciente oposición en su país como consecuencia de las bajas sufridas por los trabajadores rusos en uniforme.
Mientras Moscú continúa con sus bombardeos, los ucranianos conmemoraron el Holodomor de 1932-33, cuando más de 3 millones de ucranianos perecieron de hambre como resultado de las políticas impuestas por el régimen gran ruso de José Stalin.
Moscú continúa atacando la ciudad sureña de Jersón. Los residentes celebraron la liberación de la ciudad el 11 de noviembre, después que las fuerzas rusas se retiraron de la única capital regional importante que Moscú había tomado desde que comenzó la invasión.
Miles de personas en la ciudad se unieron a las protestas al comienzo de la guerra después que las fuerzas rusas ocuparon Jersón. Las manifestaciones fueron brutalmente reprimidas, pero la oposición a la ocupación fue profunda.
Cuando los soldados rusos llegaron al Hospital Tropinka, ordenaron al Dr. Leonid Remiga, el jefe de servicio del centro, que bajara la bandera de Ucrania. “Pueden dispararme si quieren, pero no voy a hacerlo”, respondió. Se fueron con la bandera todavía izada.
En el transcurso del tiempo, montones de soldados rusos empezaron a llegar al hospital pidiendo que les diagnosticaran dolencias para ser enviados a casa. Andriy Koksharov, jefe de la unidad de trauma, rápidamente firmó las solicitudes. “Estaba listo a firmarlas para todo el ejército”, dijo.
Protestan las madres de soldados
El 25 de noviembre Putin tuvo una reunión televisada con madres de soldados rusos cuidadosamente seleccionadas para garantizar que ninguna expresara oposición a la guerra. Madres de soldados que han protestado por el trato que reciben sus hijos, incluidas las dirigentes del muy respetado Consejo de Madres y Esposas, fueron puestas bajo vigilancia y excluidas del evento.
Putin dijo a las mujeres presentes que las noticias sobre las bajas en el campo de batalla son “falsas” y reiteró la intención de su régimen de lograr sus objetivos. Putin afirma que Ucrania no tiene derecho a existir.
“¿Tiene usted suficiente valor para mirarnos a los ojos, abiertamente, en una reunión con mujeres que no fueron seleccionadas para usted?”, dijo Olga Tsukanova, dirigente del consejo en un video desafiando a Putin.
Las madres y esposas de soldados en Rusia tienen la reputación de organizar la oposición a las consecuencias de las guerras del régimen. En la guerra de 1994-1996 en Chechenia, así como en la guerra de Moscú en Afganistán, las madres iniciaron protestas y recogieron firmas en toda Rusia para exigir que sus hijos volvieran a casa.
A pesar de los esfuerzos para silenciar a los familiares de los soldados ellos continúan protestando. El Consejo de Madres y Esposas hizo una rueda de prensa en Moscú el 20 de noviembre donde muchas contaron sus historias. Yelena Kalimysheva dijo que su hermano fue lanzado a la batalla sin provisiones y que fue abandonado por sus comandantes.
Putin fue recibido con protestas cuando visitó Armenia el 23 de noviembre para asistir a una cumbre de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva liderada por Moscú, un bloque militar que incluye a los gobiernos de Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán. Entre los manifestantes habían inmigrantes recién llegados de Rusia. Desde la invasión de Ucrania, la autoridad de Moscú en Asia Central y el Cáucaso Meridional ha disminuido.
“No tenemos nada en contra del pueblo ruso, pero no queremos ser esclavos del Kremlin”, dijo Yuri Tatevasyan al Moscow Times en una de las tres manifestaciones contra la guerra realizadas durante la cumbre.