EAST PALESTINE, Ohio —Hablando con residentes aquí y en áreas cercanas, los corresponsales-obreros del Militante descubrieron que la gente está frustrada e indignada por la falta de información y ayuda desde el descarrilamiento en esta ciudad de un tren de Norfolk Southern el 3 de febrero. El descarrilamiento provocó un incendio masivo que se propagó cientos de metros en el aire, y ardió durante días.
Con el acuerdo de representantes estatales, la Agencia de Protección Ambiental y funcionarios locales, los responsables de la empresa drenaron en una zanja el contenido de cinco vagones cisterna que transportaban cloruro de vinilo volátil —uno de los cuales parecía estar a punto de explotar— y les prendieron fuego el 6 de febrero.
El incendio transformó el cloruro de vinilo en fosgeno y cloruro de hidrógeno, sustancias químicas tóxicas que son más pesadas que el aire y cayeron sobre el suelo, las viviendas y los arroyos de la zona.
El gobernador de Pensilvania, Joshua Shapiro, envió una carta a Alan Shaw, director ejecutivo de Norfolk Southern, el 14 de febrero, cuestionando haber quemado el contenido de esos vagones.
“Norfolk Southern no exploró todos los posibles cursos de acción, incluidos algunos que podrían haber mantenido cerrada la línea ferroviaria durante más tiempo, pero que podrían haber resultado en un enfoque general más seguro para los rescatistas, los residentes y el medio ambiente”, escribió. “La empresa no notificó a las agencias estatales y locales que respondieron al incidente sobre su decisión de ventilar y quemar todos los cinco vagones que contenían cloruro de vinilo en lugar de solo uno”.
Los patrones de Norfolk Southern empujaron a un lado los vagones dañados, reconstruyeron las vías y comenzaron a circular trenes de nuevo.
Los patrones de Norfolk Southern y los funcionarios de East Palestine acordaron organizar una reunión en el ayuntamiento el 15 de febrero para responder a las preguntas de los residentes locales. Pero, alegando que temían ataques de “agitadores externos”, la empresa se retractó horas antes de que comenzara la reunión.
La gente se indignó aún más cuando Peter Buttigieg, Secretario de Transporte, trató de minimizar el peligro de los descarrilamientos. “Aunque esta horrible situación ha recibido una gran cantidad de atención, hay aproximadamente mil casos de descarrilamiento de trenes al año”, declaró a Yahoo Finance.
El descarrilamiento ha intensificado las discusiones entre los trabajadores ferroviarios sobre las condiciones que enfrentan.
Ferroviarios y público bajo ataque
“Mientras sea menos costoso limpiar una catástrofe que prevenirla, estas corporaciones ferroviarias impulsadas por Wall Street seguirán manteniendo a comunidades como East Palestine como rehenes”, declaró el 16 de febrero Jeremy Ferguson, presidente del sindicato SMART-Transportation Division, que organiza a más de 30 mil maquinistas e ingenieros ferroviarios.
Ferguson describió la forma en que los patrones ferroviarios han implementado lo que llaman Ferrocarriles Programados de Precisión para aumentar sus ganancias. “Los trenes son mucho más largos de lo que solían ser, y algunos ahora tienen más de 4 millas de largo.
“Menos trabajadores ferroviarios con menos capacitación están llevando trenes más largos con materiales más peligrosos por vías con más desgaste”, dijo.
“La inspección de vagones que solía realizarse con una norma industrial de 3 a 4 minutos por vagón se ha reducido a 60-90 segundos”, dijo. “Esta es una receta para más consecuencias catastróficas”.
“Mi negocio está a 200 yardas del incendio causado por el descarrilamiento”, dijo Michael McKim a los miembros del Partido Socialista de los Trabajadores. “No podía entender cuando los bomberos usaron todos esos galones de agua en el fuego. Los incendios químicos no se combaten con agua. Esa es una de las maneras con las que los productos químicos llegaron a las vías fluviales, hasta el río Ohio”.
El jefe de bomberos del estado de Ohio, Kevin Reardon, declaró a News 5 el 17 de febrero que los bomberos, que vinieron de tres estados para combatir el incendio, no sabían al principio que se trataba de un incendio químico. Dijo que ni siquiera usaron trajes para materiales peligrosos.
No fue sino hasta 10 días después del descarrilamiento que la EPA publicó información de que se habían liberado otras sustancias químicas tóxicas.
Tub Parker, un agricultor de las afueras de East Palestine, señaló las casas cercanas alrededor de su granja y dijo que todas dependían de pozos para obtener agua. “Nadie ha revisado estos pozos; la gente tiene miedo de usar el agua”. Las autoridades aconsejan a cualquier persona que tenga un pozo que beba agua embotellada hasta que se analice.
Recortan obreros, mantenimiento
Norfolk Southern informó en 2021 que durante un periodo de tres años habían aumentado el peso promedio del tren en un 21% y la longitud en un 20%. Al mismo tiempo, la empresa se deshizo del 40% de su plantilla, pasando de 30,456 a 18,100 trabajadores.
Las fotos de observación ahora documentan que el eje de un vagón en el tren estaba lanzando chispas cuando pasó por un detector de caja caliente 20 millas antes de llegar a East Palestine. Pero la tripulación del tren solo recibió una alarma de un detector que pasó momentos antes de que fallara el eje.
“Llegué a casa del trabajo esa noche y me fui inmediatamente porque no podía respirar”, cuenta Michael McIntosh, cocinero de un restaurant de mariscos. Él y su madre viven a unos cientos de yardas del descarrilamiento y el incendio. “Todavía tengo problemas para respirar”.
Chris Hoeppner, el candidato del Partido Socialista de los Trabajadores al Congreso de Estados Unidos del Distrito 3 en Pensilvania en 2022 y conductor de trenes de carga y miembro del sindicato SMART-TD, dijo en un comunicado: “Las manifestaciones organizadas por los sindicatos ferroviarios antes y después de la reciente imposición de un contrato por parte del gobierno mostraron la disposición de los trabajadores ferroviarios a actuar en beneficio de, como dice Jeremy Ferguson, ‘los miembros de SMART y el público norteamericano’.
“Me uno a mis compañeros ferroviarios en la lucha para que ningún tren tenga más de 50 vagones de largo, con tripulaciones de cuatro personas: dos trabajadores en la locomotora y dos en la parte trasera del tren. Necesitamos los ojos y las mentes de seres humanos en el trabajo, no una confianza ciega en la tecnología. Como les dijo un camionero a los miembros de mi partido en el área, un trabajador en un furgón de cola habría olido el eje que se estaba quemando”.