NUEVA YORK — El 21 de febrero, alrededor de una decena de ultraderechistas se apostaron frente al musical de Broadway “Parade”, ganador del premio Tony, para realizar una protesta contra los judíos. El personaje principal de la obra es Leo Frank, un judío gerente de una fábrica de lápices y presidente del capítulo de Atlanta de B’nai B’rith. Fue acusado de violar a una trabajadora de 13 años y linchado por una turba antisemita hace más de un siglo.
Los productores de “Parade” y los actores y su sindicato condenaron la manifestación antisemita frente al teatro.
Es un “vivo recuerdo de por qué estamos contando esta historia”, dijo Ben Platt, quien interpreta a Frank. “Y me hizo sentir extra, extra agradecido de ser quien cuente esta historia y mantenga el legado de Leo”.
Frank fue condenado en agosto de 1913 por la violación y asesinato de Mary Phagan en la fábrica. Apeló su condena hasta la Corte Suprema estadounidense, diciendo que se habían violado sus derechos constitucionales, pero los jueces votaron 7 a 2 en su contra.
Su juicio se llevó a cabo en medio de una orgía de odio contra los judíos. Las turbas se reunían todos los días para gritar y amenazar con violencia si no era condenado. Aunque había pruebas sustanciales de que un trabajador negro de la fábrica cometió el crimen, las autoridades lo acosaron para que incriminara a Frank en el asesino.
La Liga contra la difamación fue fundada en Chicago en 1913 en respuesta al juicio y condena de Frank, y movilizó apoyo para él. Declararon que iban a trabajar “para detener la difamación del pueblo judío y asegurar la justicia y el trato justo para todos”.
Señalando las violaciones del debido proceso en el juicio y las amenazas de linchamiento, una campaña a nivel nacional instó a que se anulara su sentencia de muerte y que se realizara un nuevo juicio.
Las legislaturas estatales de Texas y Tennessee pidieron que se le perdonara la vida.
Se movilizó una campaña de odio contra los judíos para pedir que Frank fuera ejecutado. Su líder central era Tom Watson, un conocido ex populista convertido en supremacista blanco.
“El dinero judío nos ha degradado, comprado y vendido, y se ríen de nosotros”, escribió Watson en su revista. “¡Que tengan cuidado los judíos ricos! El próximo judío que haga lo que hizo Frank recibirá exactamente lo mismo que le damos a los violadores negros”.
Para agregar fuerza a sus amenazas de actos de turbas, Watson escribió: “Otro Ku Klux Klan podría ser organizado para restaurar el GOBIERNO LOCAL”.
A pesar del reclamo antisemita, el gobernador de Georgia, John Slaton, conmutó la sentencia de Frank por cadena perpetua en junio de 1915. Dos meses después, una turba de 25 hombres armados, incluido un legislador estatal, un juez y un exgobernador, secuestró a Frank de su celda sin oposición de los carceleros, lo condujo más de 100 millas hasta Marietta, Georgia, y lo linchó. Miles de personas asistieron.
En la edición de septiembre de 1915 de la revista Jeffersonian de Watson, pidió un renacimiento del Klan, que se había disuelto en 1869. Dos meses después, un grupo se reunió en la cima de Stone Mountain, en las afueras de Atlanta, para reiniciar el nuevo Klan.
En 2002 se montó una exposición especial en Pittsburgh, titulada “Sin santuario: Fotografía de linchamiento en Estados Unidos”, sobre los miles de negros y otros que fueron linchados. Un artículo del Militante al respecto escrito por Omari Musa incluía una foto de Leo Frank y señalaba que su linchamiento “marcó al KKK no solo como antinegro, sino también antisemita”. Podría haber añadido, anticatólico también.
La Junta de Indultos y Libertad Condicional del Estado de Georgia perdonó póstumamente a Frank en 1986, aunque no emitió un juicio sobre su inocencia.
Hay un renovado interés en este caso hoy. El Centro Histórico de Georgia erigió un marcador en conmemoración de Frank en 2008. En 2018, se colocó en el sitio el primer monumento nacional contra los linchamientos. Al año siguiente, el fiscal de distrito del condado de Fulton creó un panel para volver a investigar el caso.
Movilización de odio a los judíos
“Quieres la verdad sobre a quién vas a ver esta noche”, gritó uno de los derechistas a los que ingresaban al Teatro Bernard B. Jacobs, “Estás pagando 300 dólares para entrar y adorar a un pedófilo”. Otros corearon: “[Leo Frank es] un pedófilo judío”.
Los antisemitas también repartieron volantes calumniando a la Liga contra la difamación, diciendo que fue establecido “para proteger a Leo Frank, un judío pedófilo que asesinó a una niña”.
“Si queda alguna duda sobre la urgencia de contar esta historia en este momento de la historia”, dijeron los productores del programa en un comunicado, “la vileza demostrada esta noche debería poner fin a eso”.
“Condenamos la manifestación en los términos más enérgicos posibles”, dijo la Asociación de Equidad de Actores, el sindicato de actores y gerentes de teatro. “‘Parade’ cuenta una historia importante de lo que sucede cuando se permite que el antisemitismo y otros tipos de odio crezcan sin control”.