Durante el primer año de la invasión de Ucrania por los gobernantes rusos, han crecido las marcadas diferencias entre los ejércitos de los dos países.
Las fuerzas armadas ucranianas han resistido férreamente, fortalecidas por decenas de miles de voluntarios, mayormente de la clase trabajadora, con confianza y determinación de defender la independencia del país. En contraste, el presidente ruso Vladímir Putin está utilizando un ejército de reclutas como carne de cañón, sufriendo derrotas en su intento de subyugar a Ucrania.
“Todo cambió” el primer día de la invasión, dijo Oleksander Protsuk, ex-plomero de 27 años de edad, a Al Jazeera. Nunca antes había servido en el ejército, pero “la guerra me obligó a tomar las armas, para proteger a mi país, porque la antigua nación ‘hermana’ nos atacó”.
La Confederación de Sindicatos Libres de Ucrania emitió una declaración sobre el aniversario de la guerra, diciendo que “la invasión militar no provocada” por parte de Moscú ha causado enormes daños en todo el país. “Miles de escuelas, hospitales y empresas industriales” han sido destruidas, dejando a los trabajadores sin trabajo.
“Perdí a muchos amigos de la niñez”, dijo Kyrylo Borysenko, de 23 años, otro soldado. A pesar de las dificultades que enfrentan los trabajadores, del desempleo y la inflación, “la gente está unida, se defienden unos a otros.
“Somos de Ucrania, no nos pueden doblegar, porque nuestro espíritu es fuerte”.
Si bien las fuerzas de Moscú han sido obligadas a retirarse de más de la mitad del área que ocupaban a principios de la guerra, todavía controlan el 17% de Ucrania. Putin está tratando de retomar la ofensiva reabasteciendo su ejército con cientos de miles de reservistas llamados al servicio el año pasado y con ex reos reclutados por el batallón Wagner. En sus ataques de oleadas humanas, están sufriendo grandes cantidades de bajas en el frente oriental.
Sin embargo, sus fuerzas están cada vez más cerca de rodear la muy disputada ciudad de Bakhmut. La retirada de la guarnición ucraniana le daría a Putin su primer avance en el campo de batalla después de meses de reveses.
Mayoría de rusos no apoya la guerra
La guerra de Putin nunca fue popular entre los trabajadores de Rusia. Ahora, con decenas de miles de ataúdes llegando a casa, la presión sobre Putin está creciendo. El régimen realizó espectáculos bien orquestados en el primer aniversario de la guerra, obligando a la gente a asistir.
“Tenemos que ir y no hay nada que podamos hacer al respecto”, dijo un empleado estatal, que pidió permanecer anónimo, al Moscow Times, en un mitin en la capital donde habló Putin el 24 de febrero. Las autoridades están usando el evento “como una herramienta de propaganda”.
“Estaré aquí por un tiempo y luego me iré”, dijo un trabajador del metro de la ciudad. “Creo que la mayoría de la gente aquí no apoya la guerra. Yo no la apoyo”.
La gente en el frente ondeaba banderas rusas y cantaba canciones patrióticas. Una de ellas, “Hecho en la U.R.S.S.”, comenzaba con las palabras “Ucrania y Crimea, Bielorrusia y Moldavia, es todo mi país”. Putin pretende recrear el imperio ruso que existió bajo los zares incorporando por la fuerza a estas naciones, que, según él, son tierras rusas habitadas por personas rusas.
También para conmemorar el aniversario, hubo protestas contra la guerra por toda Rusia. Algunos participantes exhibieron cintas azules y amarillas ucranianas. Decenas de personas fueron detenidas en 14 ciudades rusas.
Una mujer en Irkutsk, Siberia, sostenía una pancarta que decía: “¡Exijo la retirada de las tropas rusas de Ucrania!”.
En San Petersburgo, Ivan Popov fue arrestado por sostener un cartel que decía “No a la guerra” junto al Jinete de Bronce, una estatua del zar Pedro I. Elena Osipova, la conocida artista de 77 años, sostuvo carteles que decían “No a la guerra” y “Putin es guerra” frente a la Catedral de Kazan en esa ciudad.
Los administradores del Teatro Sovremennick de Moscú cancelaron la presentación de “The Gin Game [el juego de ginebra]”, protagonizada por Liya Akhedzhakova. La actriz ha pedido repetidamente a Putin que ponga fin a la guerra. Después de sus actuaciones, los miembros del público le agradecían por su postura.
Washington avanza propios intereses
El presidente Joseph Biden conmemoró el aniversario de la invasión ampliando las sanciones de los gobernantes norteamericanos contra Rusia, las cuales recaen más severamente sobre los trabajadores y obstaculizan la solidaridad entre los trabajadores de Rusia y Ucrania. Como las potencias capitalistas rivales, Washington responde a la guerra tratando de promover sus propios intereses estratégicos.
Con la aprobación tácita de los gobernantes norteamericanos, el gobierno del Reino Unido, respaldado por los gobiernos de Francia y Alemania, ofreció un pacto de seguridad de posguerra a Kyiv. Con esto están tratando de inducir a Kyiv a que acepte un tratado que queda por debajo de la completa restauración de la integridad territorial de Ucrania. El presidente francés, Emmanuel Macron, dice que su gobierno ayudará a Ucrania a ganar, pero ha seguido reuniéndose con Putin y hace eco de los pretextos del gobernante ruso para la invasión, diciendo que Moscú teme que la expansión de la OTAN amenaza a Rusia.
El Kremlin dice que nunca entregará las partes de Ucrania de las que se ha apoderado.
La determinación del pueblo trabajador ucraniano de repeler a las fuerzas de Moscú de cada centímetro de territorio ucraniano se ha fortalecido desde el comienzo de la guerra.