EAST PALESTINE, Ohio — Trabajadores, pequeños agricultores y pequeños comerciantes del área están buscando formas de defender la salud, los hogares y los medios de subsistencia de sus familias tras el descarrilamiento del tren de Norfolk Southern el 3 de febrero, y el subsecuente incendio que esparció substancias químicas tóxicas en el aire, el agua y la tierra.
Varios sindicatos ferroviarios se han pronunciado en contra de la forma en que los patrones y el gobierno han manejado el descarrilamiento, y han planteando la necesidad de que los trabajadores tengan mayor poder de decisión sobre las condiciones en las que trabajan.
Corresponsales obreros del Militante hablaron con trabajadores de East Palestine en un banco de alimentos y suministros el 4 de febrero. Todos vivían en la zona de evacuación y abandonaron sus hogares.
“A mi hija de 9 meses le dio un sarpullido en el estómago, cara y espalda”, dijo Kayla Baker, mostrándonos fotos en su teléfono. “El médico dijo que tenía una reacción alérgica a ‘quién sabe qué’”.
“Lo que más me preocupa es la salud de mis dos hijos”, dijo Melissa Henry, quien trabaja desde su casa. “Mi hijo tiene 12 años; quiero asegurarme que llegue bien a los 20”. Henry dijo que tomó los mil dólares que Norfolk Southern ofreció a los residentes del área y “limpié y limpié y limpié. ¿Qué puedes hacer con mil dólares? He tenido que reemplazar todo en la casa”.
Los trabajadores del área lograron una importante victoria contra Norfolk Southern y el gobierno. Después de que los patrones ferroviarios removieron los vagones destrozados, rápidamente volvieron a colocar las vías y reanudaron el transporte de carga.
Pero el clamor de los trabajadores del área los obligó a dar marcha atrás. La empresa acordó arrancar las vías y retirar la tierra contaminada que había debajo y sobre la que los trenes habían estado circulando durante tres semanas.
“Van a remover la tierra. Tuvimos que luchar por eso. Tenemos que luchar por todo”, dijo Melissa Henry, orgullosa de lo que habían logrado al alzar la voz y exigir acción. “Nos tratan como si fuéramos montañeses, pero no saben que no somos montañeses tontos”.
Esto da prueba de que los trabajadores, agricultores y pequeños comerciantes pueden organizarse y actuar colectivamente en favor de sus intereses de clase. Muchos residentes son miembros de sindicatos y el movimiento obrero tiene una presencia real en la zona. Estos sindicatos deben participar, junto con los trabajadores ferroviarios que luchan contra la misma empresa.
Los trabajadores quieren presionar para que se hagan públicos todos los “secretos comerciales” y demás información que tienen los ferrocarriles y el gobierno referente a su seguridad, salud y futuro. Como dijo el mecánico Robert Anderson al Militante: “No debería ser un misterio. Tenemos derecho a toda la información”.
Para luchar por esto se necesita que se establezcan comités del pueblo trabajador —trabajadores, pequeños agricultores, pequeños comerciantes— para exponer los secretos de los ferrocarriles, cómo obtienen sus ganancias, sus tratos entre bastidores y cómo despilfarran la fuerza de trabajo de los trabajadores.
Estos comités podrían monitorear las pruebas del aire, agua y suelo, y exigir una descontaminación específica. Podría luchar por una clínica médica gratuita permanente en East Palestine, pagada por Norfolk Southern, con capacidad para hacer análisis de sangre, con médicos especializados en enfermedades causadas por sustancias químicas.
Podrían unir fuerzas con los trabajadores ferroviarios que luchan por tomar el control de su centro laboral fuera de las manos de los patrones ferroviarios.
El mayor obstáculo para este curso —además de, por supuesto, los patrones ferroviarios y los funcionarios gubernamentales de todos los niveles, que quieren mantener a los trabajadores al margen de sus asuntos— es el ejército de abogados que ha descendido sobre el área, oliendo el dinero.
Lo último que les interesa es que los trabajadores tomen el control de su propio destino. Esto fue captado mejor que nadie por Rene Rocha, un abogado del “enorme bufete de lesiones personales Morgan & Morgan”. Observando lo obvio, que los residentes “no están recibiendo la verdad de los políticos y la empresa”, Rocha les dio una esperanza: “Déjenselo a los abogados”.
No. Los trabajadores podemos confiar en nosotros mismos para librar esta batalla. El potencial para una alianza combativa de trabajadores ferroviarios, otros sindicalistas, agricultores y pequeños propietarios es real.