ASÍ LO VEO

Intercambian sindicalistas cubanos y de EUA sobre condiciones laborales

Por Gabby Prosser
17 de abril de 2023

LA HABANA — Varios trabajadores miembros del sindicato de panaderías industriales BCTGM de Estados Unidos tuvieron la oportunidad de intercambiar experiencias con dirigentes de sindicatos de Cuba a principios de este año.

Nos reunimos con Jorge Luis Fajardo, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Alimentaria y la Pesca (SNTIAP), y Miguel Ángel Álvarez, del departamento de relaciones internacionales de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).

Nuestro intercambio se centró en cómo se organiza la producción en Cuba y cómo la clase trabajadora aquí hace frente a la política bipartidista de los gobernantes estadounidenses de castigar al pueblo cubano por hacer una revolución socialista a las puertas de Washington. Describimos lo que están haciendo los trabajadores con conciencia de clase en Estados Unidos para organizar y fortalecer nuestros sindicatos, y ayudar a los trabajadores a entender por qué necesitamos un partido político propio basado en nuestros sindicatos combativos.

En Cuba, el pueblo trabajador ha estado en la primera línea para enfrentar las condiciones provocadas por la guerra económica y política de más de 60 años librada por Washington contra el pueblo cubano.

Estas condiciones han sido agravadas por la crisis capitalista mundial que se está desarrollando. Eso incluye las repercusiones de la invasión a Ucrania por Moscú, que ha afectado drásticamente la capacidad de la industria alimentaria cubana para importar granos esenciales para la producción de harina.

Fajardo nos explicó que se necesitan cuatro barcos con cargamentos de granos al mes para mantener un suministro estable de pan, pero en el mejor de los casos solo llegan dos al mes, y muchas veces solo uno. Esto produce una escasez generalizada. Decidido a garantizar las necesidades alimentarias de la población, el gobierno revolucionario de Cuba busca formas de importar granos de donde puede, y los trabajadores de la industria alimentaria trabajan arduamente para aumentar la producción.

Los sindicalistas cubanos estaban interesados en escuchar acerca de nuestro trabajo en Estados Unidos como miembros del Partido Socialista de los Trabajadores y como trabajadores industriales. Estaban especialmente interesados en los actos de solidaridad hacia los trabajadores y agricultores que están resistiendo los intentos de los patrones para bajar nuestros salarios, extender la jornada laboral y acelerar la línea de producción, haciendo que las condiciones laborales sean cada vez más peligrosas.

Explicamos cómo, como trabajadores socialistas, nuestro objetivo es transformar los sindicatos en instrumentos de lucha para ser parte de la dirección de nuestra clase para quitarle el poder a la clase capitalista.

La seguridad en el trabajo es una lucha constante. Los trabajadores de las refinerías de petróleo luchan para proteger la seguridad de las comunidades aledañas y la de ellos mismos. Los trabajadores de las panaderías dicen “no” a los largos e insostenibles turnos “suicidas”. Las enfermeras han hecho huelgas para reducir el número de pacientes atendido por cada enfermera. Los trabajadores ferroviarios están luchando por trenes más cortos y tripulaciones más grandes. Todas son luchas para tomar un mayor control de nuestras condiciones de trabajo.

Les conté a los sindicalistas cubanos cómo, después que un compañero mío se destrozara la mano en una máquina que no tenía protecciones, el sindicato puso letreros de seguridad en la maquinaria a pesar de las quejas de los patrones. Fue una lección importante para nosotros en el uso de la fuerza de nuestro sindicato. Y cosas como esta ocurren todo el tiempo como resultado del incesante empuje de los dueños por ganancias.

Le pregunté a Fajardo cómo su sindicato enfrenta condiciones de trabajo inseguras como las que describí. Él respondió: “Nunca se llega a ese punto”. En Cuba los trabajadores tienen el control de las condiciones de seguridad en las plantas. Si algo no es seguro, detienen la producción y solucionan el problema. Eso es por lo que nosotros tenemos que luchar.

En Cuba los trabajadores no son sacrificados por las ganancias de un dueño privado. En 1959, el pueblo trabajador hizo una revolución y tomó el poder estatal, tomando las industrias y la tierra del país de las manos de los propietarios imperialistas estadounidenses y las familias ricas cubanas. Los agricultores y trabajadores aquí están comprometidos en aumentar la producción de alimentos y otras necesidades, sabiendo que, a diferencia de en Estados Unidos capitalista, están trabajando para el pueblo de Cuba.

Los trabajadores no solo tienen control sobre la seguridad en el trabajo. Los trabajadores discuten periódicamente en asambleas en sus centros sobre cómo aumentar la producción, no con fines de lucro, sino en interés de todos los cubanos.

Les dijimos a nuestros anfitriones sindicales que llevaríamos lo que habíamos aprendido en Cuba a nuestros compañeros de trabajo y a otros trabajadores y jóvenes en Estados Unidos, para explicarles concretamente lo que significa una revolución socialista, lo que se puede hacer cuando nuestra clase tiene el poder estatal.

Esto es lo que los gobernantes capitalistas estadounidenses odian de la Revolución Cubana. Temen que los trabajadores aquí aprendan la verdad sobre su ejemplo y comiencen a ver que los trabajadores y agricultores pueden transformarse y cambiar el mundo.