El empeño brutal del presidente ruso Vladímir Putin para conquistar Ucrania ha estado estancado por varios meses gracias a la valiente disposición del pueblo trabajador en Ucrania. Los gobernantes rusos ocupan casi una quinta parte de Ucrania pero los frentes de guerra han cambiado poco en los últimos meses a pesar de los continuos bombardeos del régimen de Putin.
Pocas ciudades ucranianas han sido bombardeadas tan incesantemente como Orikhiv, en Zaporizhzhia. El pasado otoño Putin declaró su anexión a Rusia a pesar de no tener control de su territorio. La determinación de repeler la invasión de Moscú se refleja en las acciones de los voluntarios entre las dos mil personas que quedan en la ciudad. La mayoría han abandonado sus hogares bombardeados y se mudaron a un refugio subterráneo anti bombas enorme recién construido, completo con tuberías de agua, lavandería, duchas, comedores y un cine para niños.
Mientras se prolonga la guerra, Putin está incrementando las medidas represivas en Rusia para silenciar a cualquiera que se exprese contra la guerra.
Oleg Orlov fue acusado el 21 de marzo de “desacreditar al ejército ruso”. Orlov era el vicepresidente de Memorial, una organización conocida internacionalmente que conmemora las víctimas de la represión estalinista en la antigua Unión Soviética y expone los ataques más recientes a los derechos políticos. El gobierno de Putin cerró Memorial antes de la guerra.
Su “crimen” fue publicar un artículo en noviembre en el que decía que “la sangrienta guerra lanzada por Putin en Ucrania no solo es una matanza masiva de personas, de destrucción de infraestructura, de la economía, de los sitios culturales de este país maravilloso”.
“Es también el golpe más grave contra el futuro de Rusia”.
Cientos han sido instruido de cargos y 136 encarcelados bajo las leyes de censura en tiempo de guerra de Moscú. La represión pretende inculcar miedo entre el pueblo trabajador, pero también alienta una profunda desconfianza hacia el régimen de Putin.
En Yefremov, en la región rusa de Tula, Masha Moskaleva, de 12 años de edad, dibujó en la escuela a una mujer ucraniana y su hija desafiantes ante los misiles rusos que se aproximaban en abril de 2022. Sobre una bandera de Ucrania se leía “Gloria a Ucrania” y sobre la tricolor rusa se inscribía “¡No a la guerra!”.
Las autoridades escolares alertaron a la policía que le comunicó al padre de Masha, Alexei Moskalev, que “estaba educando mal a su hija”, explicó Olga Podolskaya a la BBC. Moskalev fue multado 32 mil rublos (145 dólares).
Después, las autoridades levantaron cargos contra él por “desacreditar” al ejército ruso por sus comentarios en la internet. Moskalev, padre soltero, fue puesto bajo arresto domiciliario el 1 de marzo y Masha fue enviada a una residencia infantil, donde no le permiten hablar con su padre por teléfono.
Los residentes locales han llenado las audiencias para mostrar su apoyo a la familia. En uno de los carteles que llevaban decía, “¡Devuelvan Masha a su padre!”. Moskalev recibió una sentencia de dos años de prisión el 28 de marzo.
“Nuestra constitución proclama la libertad de expresión, de conciencia, la total libertad para los ciudadanos a expresar sus opiniones”, dijo a la BBC Natalya Filatova, una partidaria de la familia. “Pero ahora nos prohíben eso”.
Está claro que el pueblo trabajador en Ucrania tiene aliados entre los trabajadores y agricultores de Rusia. Esto incrementa las posibilidades para promover la solidaridad con la lucha para poner fin a la guerra de Putin.
Ley de Kyiv impulsa la censura
Al mismo tiempo, los ucranianos enfrentan ataques a sus propias libertades por el gobierno capitalista del presidente Volodimir Zelenski.
En diciembre, el parlamento ucraniano aprobó una ley que atenta contra la libertad de expresión dirigida a los rusoparlantes.
Extiende la autoridad que ya tiene el gobierno para regular las emisiones de televisión y radio a la prensa impresa y los medios informativos en la internet, otorgándole al gobierno el poder de cerrar los medios de comunicación sin orden judicial. La Unión Nacional de Periodistas de Ucrania ha condenado la ley.
La ley se suma a los ataques a los derechos lingüísticos de los rusoparlantes por parte del gobierno de Zelensky. En enero de 2022 el gobierno obligó a todos los medios informativos a ser publicados en ucraniano. Los medios impresos en ruso u otros idiomas tienen que imprimir traducciones de equivalente contenido y volumen en ucraniano. Los quioscos están obligados a tener la mitad de sus publicaciones en ucraniano. Alrededor del 15 por ciento de los ucranianos hablan exclusiva o principalmente el ruso, y un 25 por ciento utilizan tanto el ruso como el ucraniano.
“Como minoría nacional”, la población ucraniana rusoparlante goza según la constitución del “derecho a recibir información y educación en su idioma”, señaló Vsevolod Rechytskyi, presidente del Grupo de Protección de Derechos Humanos de Járkiv.
El gobierno ucraniano ha confiscado millones de libros, principalmente en ruso, de las bibliotecas. Los ataques contra los derechos lingüísticos debilitan la posibilidad de forjar la solidaridad entre el pueblo trabajador en Ucrania y en Rusia.