La crisis económica y social que enfrenta la clase trabajadora se refleja en artículos en la prensa capitalista que reconocen que lo que llaman el “sueño americano” —un empleo estable, una casa propia, una familia y una jubilación cómoda— está cada vez más fuera de alcance.
En los últimos 12 años, el porcentaje de los que afirman que el “sueño americano” sigue siendo cierto ha disminuido de más del 50% a cerca del 30% en la actualidad, según un artículo del Wall Street Journal publicado el 29 de agosto.
“Mientras que alrededor del 90% de los niños nacidos en 1940 en última instancia tenían una mejor situación que la de sus padres”, dice el Journal, “solo alrededor de la mitad de los nacidos en los años 80 pueden decir lo mismo”. Y esta cifra sigue cayendo.
La principal consecuencia del empeoramiento en el nivel de vida de los trabajadores no es que crean menos en los mitos sobre el “sueño americano”, sino que los trabajadores están más dispuestos a luchar. Más de ellos están participando en huelgas para tratar de revertir la erosión en los salarios y condiciones laborales producto de los ataques de los patrones durante años.
Casi la mitad de los adultos jóvenes de entre 18 y 29 años aún viven con sus padres —la cifra más alta en más de 70 años— porque los elevados precios de las hipotecas y los alquileres les impiden mudarse y formar una familia.
En general, los precios han subido un 20% en los últimos cuatro años y no van a volver a bajar. Una serie de productos básicos han subido aún más: los huevos y el azúcar han subido un 40%; el pan, un 46%; la carne asada, un 44%; y el seguro y la reparación del coche, un 47%, por citar solo algunos ejemplos.
Para cubrir sus gastos dados los aumentos de precios, los trabajadores tienen que cargar más de sus compras en tarjetas de crédito, a menudo con intereses anuales de más del 20% sobre los saldos. La tasa de morosidad en las deudas de tarjetas de crédito aumentó drásticamente durante el año pasado en más de un 10%, alcanzando el nivel más alto desde 2012.
Los efectos en la vida tienen un efecto diferenciado según las clases sociales. Mientras que a los trabajadores les resulta cada vez más difícil cubrir los gastos del mes, los capitalistas y la clase media alta no se ven muy afectados. Muchos se están enriqueciendo gracias a sus inversiones en acciones, y su única preocupación es que los trabajadores agiten las aguas.
Empleos y salarios disminuyen
“Los patrones están encontrando formas de pagar menos a los trabajadores”, se titulaba otro artículo del Journal. En los últimos tres años y medio, los salarios promedio de los trabajadores han disminuido un 3.9%.
Tom Locke, propietario de la franquicia de 56 McDonald’s en el Medio Oeste, dijo al Journal que constantemente le pregunta a los gerentes de las tiendas si pueden reducir el salario inicial de 13 a 12 dólares por hora.
Las ofertas de empleo cayeron a su nivel más bajo en más de tres años en julio. El número de trabajadores obligados a trabajar a tiempo parcial pero que desean un empleo a tiempo completo aumentó a 4.8 millones, un aumento de 600 mil desde mediados de 2023.
La cifra de despidos también aumentó en julio a 1.8 millones, el nivel más alto desde marzo de 2023. Reacios a contratar más trabajadores, los patrones tratan de sacar más producción en menos tiempo de la fuerza laboral existente, lo que aumenta los riesgos de accidentes y muertes de los trabajadores.
Con la vista puesta en las elecciones de 2024, la Reserva Federal afirma que la manipulación de las tasas de interés logrará un “aterrizaje suave” en vez de una recesión. Pero sus maniobras monetarias tienen poco impacto en la realidad que enfrentan los trabajadores.
“Muchos norteamericanos no tienen ganas de celebrar”, admite Associated Press. Señalan la ralentización del sector manufacturero y una caída de más del 8% en el número de viviendas en construcción desde principios de este año.
El precio promedio de una casa es ahora casi un 38% más alto que en enero de 2021. Los pagos hipotecarios mensuales de una vivienda de precio medio son de hasta 3 mil dólares. Es decir, un 50% más que en 2021.
El ritmo de construcción de apartamentos se ha ralentizado un 41% en los dos últimos años. A pesar de la enorme necesidad de viviendas de alquiler de bajo costo, la mayoría de los apartamentos que se están construyendo están destinados a hogares de clase media alta.
Percibiendo una enorme bonanza de ganancias, gigantescas empresas de inversión multimillonarias como KKR y Blackstone están comprando miles de edificios de apartamentos con planes de aumentar los ya altos alquileres mensuales.
Para el pueblo trabajador, cambiar estas condiciones depende de la lucha de clases: de unirnos para combatir los ataques de los patrones, de fortalecer nuestros sindicatos y de organizar nuestro propio partido político, un partido obrero.