Decenas de miles de trabajadores portuarios, postales y mecanometalúrgicos están luchando por contratos sindicales que incluyan aumentos salariales para contrarrestar la inflación, horarios que permitan vivir y trabajar de forma segura. En muchos casos, se enfrentan no solo a los patrones, sino también a leyes antiobreras aprobadas tanto por demócratas como republicanos por igual que prohíben las huelgas de los “trabajadores esenciales” o los atan con burocracia.
Estos trabajadores se suman a los miles de trabajadores de hoteles y a los 17 mil de AT&T en el sudeste de Estados Unidos que están en huelga por cuestiones de interés vital para todos los trabajadores.
Unos 45 mil miembros del sindicato de trabajadores portuarios ILWU en puertos desde Maine hasta Texas se están organizando para salir en huelga el 1 de octubre. No se han celebrado negociaciones entre el sindicato y la patronal Alianza Marítima de Estados Unidos, desde el 10 de junio.
Las cuestiones principales son un aumento salarial sustancioso —los patrones marítimos obtuvieron cientos de miles de millones de dólares en ganancias durante la pandemia de COVID— y protección para los empleos amenazados por la automatización.
Aunque Harold Daggett, presidente del sindicato de trabajadores portuarios de la Costa Este (ILA), ha enfatizado que los miembros del sindicato no trabajarán más allá de la fecha límite del contrato, ni tolerarán interferencias de la administración Biden o del Departamento de Trabajo, eso es precisamente lo que los patrones están planeando.
“La única esperanza es que sea rápido y que la administración invoque la ley Taft-Hartley y ponga a la gente a trabajar de nuevo”, dijo a la prensa un patrón del sector naviero. Esa ley antisindical —que impone un “período de reflexión” de 80 días para detener las huelgas— se ha utilizado decenas de veces, incluso contra los trabajadores portuarios de la Costa Oeste en 2002.
Por otra parte, el 20 de septiembre expira el contrato que cubre a 200 mil trabajadores postales miembros del sindicato APWU. Ellos también están luchando por cuestiones que afectan a millones de trabajadores: salarios que permitan tolerar la taza de inflación, mejoras en las condiciones, el fin de los salarios divisivos de dos niveles, así como mejores garantías de horas de trabajo y derechos para los trabajadores a tiempo parcial.
Los miembros de otros dos sindicatos de trabajadores postales, la Asociación Nacional de Carteros (NALC) y la Asociación Nacional de Carteros Postales (NRLCA) están trabajando con contratos vencidos. Y el Servicio Postal de Estados Unidos está amenazando con recortar la entrega de correo rural justo después de las elecciones de noviembre.
A miles de carteros rurales les redujeron las horas de trabajo y el salario después de que en 2023 se pusiera en marcha un sistema electrónico que supuestamente registraba todo el tiempo trabajado, hasta el tiempo que tardan en caminar desde sus camiones de reparto hasta los buzones y de regreso.
A trabajadores los clasifican como “esenciales”, la ley federal les prohíbe hacer huelgas y están sujetos al arbitraje mandatorio. La APWU ha convocado un día de actividades para el 1 de octubre, con manifestaciones previstas en más de 70 ciudades de costa a costa. “Durante demasiado tiempo, los trabajadores postales han estado al límite de sus posibilidades, haciendo que ocurran milagros en instalaciones con escasez de personal”, dice la convocatoria del sindicato.
Más apoyo a los sindicatos hoy
Las luchas y los logros obtenidos por los sindicatos: los Teamsters en la UPS, el UAW y otros en 2023, han inspirado a más trabajadores a unirse a sindicatos y luchar por lo que necesitan. Una encuesta reciente de Gallup informa que el 70% respondió favorablemente a los sindicatos, con una tasa de desaprobación que es la más baja desde 1967.
Unos 700 trabajadores de piezas de auto de Lansing, Nueva York, miembros del Local 317 de los Teamsters, se declararon en huelga en BorgWarner el 9 de septiembre, la primera huelga en la planta en 30 años. La empresa ofreció un aumento salarial del 22.5%, pero aumentó el costo del seguro médico y otros beneficios.
“Cuando sumas todo, al final, estás acabado. Sales perdiendo”, dijo el agente comercial del sindicato John Cometti.
En junio, los 27,500 maestros, conserjes, conductores de autobús y otros trabajadores de las Escuelas Públicas del Condado de Fairfax en Virginia votaron a favor de afiliarse a los sindicatos de educación de Fairfax después de que los funcionarios estatales reconocieran el derecho de los empleados públicos a sindicalizarse.
El 3 de septiembre, mil trabajadores automotrices de Ultium Cells en Spring Hill, Tennessee, votaron a favor de afiliarse al sindicato automotriz UAW. La votación en la planta de baterías para vehículos eléctricos fue un golpe para las empresas automotrices que han invertido miles de millones en los estados del Sur con la esperanza de construir vehículos eléctricos con mano de obra no sindicalizada y más barata.
“Estar sindicalizados nos ayudará a cosechar los beneficios en cuanto a mejor atención médica, mejores salarios y, en general, simplemente tener un lugar de trabajo decoroso, no solo para nosotros, sino para las generaciones futuras”, dijo a la prensa Tradistine Chambers, una trabajadora de Ultium.