Tanto Hamás como Teherán están usando el inestable alto el fuego en Gaza para intentar recuperarse de los golpes que Israel les ha asestado, e impulsar su objetivo a largo plazo de destruir a Israel y a todos los judíos allí. Unos 17 meses después de que Hamás, apoyado por Teherán, asesinara a 1,200 personas durante su pogromo antijudío del 7 de octubre de 2023, todavía retiene a unos 24 rehenes vivos y los cuerpos de otros 35.
Hasta que Hamás sea desmantelado y la capacidad de Teherán de adquirir armas nucleares sea eliminada, la amenaza de un nuevo Holocausto pesa sobre el pueblo de Israel.
Según informes de la prensa en lengua árabe, Hamás ha ofrecido reducir su arsenal de misiles a cambio de un alto el fuego de cinco a diez años. Continúa exigiendo que Israel se retire de Gaza. Estas propuestas tienen como objetivo ganar tiempo para rearmarse y preparar nuevos pogromos.
La administración del presidente Donald Trump envió a Adam Boehler, su emisario sobre asuntos de rehenes, a Doha, Qatar, a negociar directamente con Hamás, enfureciendo al gobierno de Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí, quien no fue invitado. Boehler discutió el número de prisioneros que Israel tendría que liberar a cambio del resto de los rehenes.
“Somos los Estados Unidos”, dijo Boehler a CNN luego de haber sido criticado por las negociaciones directas. “No somos un agente de Israel. Tenemos intereses específicos en juego”.
“Por el momento”, dijo Marco Rubio, secretario de estado, el 10 de marzo, las negociaciones de Boehler “no han dado fruto”. Pero eso “no significa que haya sido un error intentarlo”.
Los gobernantes imperialistas norteamericanos buscan promover la estabilidad para propiciar sus propios intereses económicos y políticos en la región, no lo que sea mejor para los judíos o Israel.
El mayor y más inmediato peligro es el empeño de Teherán de construir armas nucleares y sistemas de lanzamiento capaces de alcanzar Israel. Si bien los sistemas de defensa israelíes han bloqueado la mayoría de los ataques aéreos de Teherán, nada es 100% efectivo. Incluso un arma nuclear poco sofisticada podría matar a miles en Israel.
Washington y Teherán
La administración Trump ha estado combinando amenazas con ofertas de negociar con Teherán. “Preferiría ver un trato de paz que lo otro”, dijo Trump a reporteros el 7 de marzo, después de mandar una carta a Ali Khamenei, supremo líder de Irán, “pero la otra opción resolverá el problema”. Esto es una implícita amenaza de un ataque militar norteamericano o israelí.
Las amenazas de Teherán contra Israel, y sus intervenciones militares por todo el Medio Oriente usando a Hamás, Hezbolá y otras milicias aliadas, no tienen eco entre el pueblo trabajador y las nacionalidades oprimidas en Irán. Hay decenas de protestas por todo Irán cada semana. Jubilados exigiendo pensiones adecuadas, enfermeras y trabajadores petroleros por salarios que les permitan subsistir, y acciones exigiendo libertad para los presos sindicales y políticos. “Basta de guerrear, nuestra mesa está vacía”, es una consigna popular.
Cualquier ataque de fuerzas militares estadounidenses a áreas pobladas de Irán devastaría al pueblo trabajador allí.
Destruir armas nucleares de Irán
Pero un ataque preciso de fuerzas israelíes contra centros nucleares de Teherán sería diferente.
Los gobernantes iraníes han colocado uno de sus centros nucleares tan profundo dentro de una montaña, que para destruirlo requeriría por los menos dos de las bombas “estalla-bunker” de Estados Unidos —la GBU-57 de más de 13 toneladas.
El tiempo se le está acortando al gobierno israelí mientras Teherán avanza en el remplazo de sistemas antiaéreos destruidos por Israel.
Aunque Netanyahu, un político capitalista, tiene la esperanza de que el imperialismo estadounidense ayude a defender a Israel, él sabe que si no se frena el programa nuclear de Teherán, Israel debe estar listo para actuar por su cuenta, o se podría terminar con un mundo sin Israel.
La pérdida de apoyo a Hamás en Gaza es cada vez más visible. El área está en ruinas, con la mayoría de los edificios destruidos y poca electricidad y agua potable. Muchos habitantes de Gaza culpan a Hamás y su deliberado uso de civiles como escudos humanos, su práctica de colocar túneles, puestos de mando y depósitos de armas en áreas residenciales y bajo hospitales, escuelas y mezquitas.
Muchos están perdiendo el miedo y encuentran maneras de expresarse contra Hamás y sus intentos de reimponer su brutal dictadura.
Una mujer palestina en Gaza se comunicó recientemente con el israelí Corey Gil-Schuster, quien realiza entrevistas en Israel y la Ribera Occidental para su Ask Project, un canal popular de YouTube.
Ella le dijo que es importante que se escuchen las voces de los habitantes de Gaza, y se ofreció para preguntarle a las personas, “¿Quién debe gobernar Gaza?” Ya que las mujeres en Gaza no tienen permiso de hablar con hombres que no conocen, ella consiguió que hombres hicieran la pregunta y filmaran las respuestas, describió Gil-Shuster al Militante.
Solo una persona dijo que quería un “gobierno unificado” que le permitiera a Hamás continuar ejerciendo influencia. Varios dijeron que querían que la Autoridad Palestina, que gobierna la Ribera Occidental, regresara a Gaza.
“Ya estamos hartos de lo que Hamás nos ha hecho vivir”, dijo un hombre. “No queremos ni la Autoridad Palestina ni Hamás”, dijo otro.
Los trabajadores, agricultores y pescadores en Gaza necesitan ganar confianza en sí mismos para empezar a tomar su destino en sus propias manos.
Pero deshacerse de Hamás quitaría un obstáculo clave para este objetivo y permitiría que el pueblo trabajador en Israel, Gaza y la región pudiera encontrar maneras de unirse, superar las divisiones y forjar un camino para defender sus propios intereses nacionales y de clase.