El Militante insta a sus lectores a condenar y unirse a las protestas contra el brutal asesinato de Yaron Lischinsky y Sarah Milgrim, de la embajada israelí en Washington, el 21 de mayo. Fueron asesinados a balazos porque el asesino creía que eran judíos.
Aquellos que dicen ser “socialistas” y que apoyan a Hamás y defienden los asesinatos son aborrecibles para el pueblo trabajador y no tienen nada que ver con el comunismo.
La oposición al odio antijudío es muy prevalente entre los trabajadores, reforzada por la lucha de Israel para defenderse como refugio para los judíos. Pero el odio contra los judíos es una hecho virulento de la vida en la época imperialista en todos los países con divisiones de clase. Hoy en día, está a favor de los intereses del pueblo trabajador responder a todos los que denuncian a Israel por defenderse, tanto los de la izquierda como de la derecha de la política norteamericana.
La propagación de la violencia contra los judíos está inextricablemente ligada a la marcha de las clases dominantes imperialistas de todo el mundo hacia el fascismo y más guerras.
En tiempos de crisis, los gobernantes capitalistas utilizan el odio antijudío para atraer a capas arruinadas de la clase media y a trabajadores desmoralizados a las pandillas fascistas que atacan a los sindicatos.
Hoy, en rivalidad con Washington, los gobiernos capitalistas de todo el mundo están presionando para adquirir armamentos cada vez más sofisticados y mortíferos mientras buscan redividirse el mundo y promover sus intereses propios contra los de los paises competidores.
El enorme poderío militar de los gobernantes capitalistas de Estados Unidos respalda sus esfuerzos para propiciar las alianzas que necesitan para imponer sus propios intereses en el Medio Oriente. La lucha a vida o muerte de Israel por defenderse como refugio para los judíos es secundaria para Washington.
Las guerras y las crisis producidas por el funcionamiento del capitalismo van a generar luchas de los trabajadores contra el dominio capitalista.
Para los trabajadores que quieren luchar contra el odio antijudío y que empiezan a ver más clara la probabilidad de una tercera guerra mundial, hay un camino a seguir. La clase trabajadora, actuando en sus millones, podemos tomar el poder político en nuestras propias manos si forjamos de antemano el liderazgo necesario. Organizarse para combatir el odio a los judíos es esencial para esto. Fortalece nuestra confianza en nuestras propias fuerzas y nuestra capacidad de atraer a todos los oprimidos a nuestro lado, y hace retroceder a las fuerzas reaccionarias.
El Partido Socialista de los Trabajadores se une a esa lucha para liderar a los trabajadores a hacer una revolución socialista. Esto es lo mejor que usted puede hacer con su vida. ¡Únase al PST!