Irán: Protestas por derechos atizan divisiones en el gobierno

Por Seth Galinsky
2 de enero de 2023
Obreros en Ahvaz, Khuzestan, en Irán, se unen a huelga dic. 17 en siete complejos petroleros por salarios, pensiones, cuidado médico. Unos sindicatos han condenado uso de la pena de muerte.
Organizing Council of Oil Contract Workers of IranObreros en Ahvaz, Khuzestan, en Irán, se unen a huelga dic. 17 en siete complejos petroleros por salarios, pensiones, cuidado médico. Unos sindicatos han condenado uso de la pena de muerte.

Más de tres meses de protestas diarias están ampliando las divisiones entre las facciones rivales de los capitalistas de Irán. La ejecución de dos manifestantes, las sentencias de muerte para otros 11 y los cargos que conllevan la pena de muerte contra seis más han ampliado las manifestaciones en todo el país e internacionalmente. Al menos dos de las ejecuciones han sido suspendidas.

Más de 400 personas han sido asesinadas y casi 20 mil detenidas por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, sus matones paramilitares Basij y la policía desde que comenzaron las protestas en septiembre.

El 8 de diciembre, Mohsen Shekari, de 23 años, fue ahorcado en Teherán tras ser declarado culpable de “hacer guerra contra Dios” por haber bloqueado una carretera y supuestamente herido a un miembro del Basij. El 12 de diciembre, Majid Reza Rhanavard fue ahorcado públicamente en Mashhad, acusado de matar a dos matones Basij.

Decenas de clérigos sunitas en Baluchistán y Kurdistán y algunos clérigos chiítas han denunciado las ejecuciones. Hogar de nacionalidades oprimidas que enfrentan discriminación por parte del régimen burgués de base chiíta, ambas regiones han sido centros de algunas de las protestas más grandes desde el 16 de septiembre. Fue entonces cuando una joven kurda, Mahsa —llamada Gina en kurdo— Amini, murió después de que fue arrestada por la odiada policía “de la moral” en Teherán por supuestamente violar el código de vestimenta impuesto por la República Islámica.

Miles de personas se manifestaron el 16 de diciembre en las dos regiones pidiendo el fin de la pena de muerte y los ataques del gobierno contra las manifestaciones. En Zahedan, la ciudad más grande de Sistán-Baluchistán, una de las zonas más pobres y rurales de Irán, los manifestantes portaban pancartas que pedían la unidad entre “baluches, kurdos, turcos, lur, persas, bakhtiari y azerbaiyanos” y libertad de todos los presos políticos.

Tres días de protestas contra las ejecuciones que comenzaron el 19 de diciembre incluyeron el cierre de pequeñas empresas en muchas ciudades, especialmente en la región kurda del noroeste, y una huelga de trabajadores portuarios en la terminal petrolera de Qeshm en el sur. Según un comunicado de los trabajadores petroleros en huelga, se unieron a la acción para plantear sus propias demandas económicas y “para protestar contra la represión, las ejecuciones y los asesinatos”.

Sindicatos se oponen a ejecuciones

El Consejo Organizador de Trabajadores por Contrato de Petróleo informó que los trabajadores permanentes realizaron huelgas el 17 de diciembre en al menos siete complejos petroleros, enfocándose en salarios, pensiones y atención médica. El sindicato señaló que esta fue la primera huelga nacional de trabajadores petroleros en décadas.

El Sindicato de Trabajadores Petroleros de Contrato también llamó a los trabajadores petroleros temporales y permanentes a unirse a las protestas contra las ejecuciones. En un comunicado anterior, el sindicato señaló que las ejecuciones son “tan atroces que incluso dentro del propio gobierno hay disputas”.

La Agencia de Noticias Laborales de Irán, financiada por el gobierno, casi no ha informado sobre las huelgas en los últimos tres meses, pero publicó dos artículos que cuestionan el uso de la pena de muerte.

Si bien los partidarios de la línea dura del líder supremo, el ayatolá Ali Khamenei, han pedido que se acelere la represión, la Agencia de Noticias Laborales publicó una entrevista con Masoumeh Ebtekar, la primera mujer vicepresidenta de Irán en 1997. Ella dijo: “El trato duro no puede ser la respuesta para los jóvenes que solo quieren una vida mejor.”

Ebtekar citó al ex presidente Mohammad Khatami, representante de la facción “reformista” de la clase capitalista, diciendo que el derrocamiento de la República Islámica, exigido por algunos manifestantes, “no es posible ni deseable”.

 ‘Con o sin hiyab’

Mientras que los de línea dura dicen que si las mujeres no se ajustan al código de vestimenta obligatorio, están andando “desnudas”, Ebtekar señala que las madres quieren a sus hijas “con y sin hiyab”.

La Agencia de Noticias Laborales también publicó críticas sobre la violación de los derechos constitucionales por parte del gobierno, incluida una entrevista con Ismail Beigi, el abogado de Samin Yasin, un artista de rap kurdo que podría ser condenado a muerte.

Aunque la constitución iraní garantiza a los acusados el derecho a un abogado de su elección, el tribunal no permitió a Beigi representar a Yasin.

Las protestas tienen lugar en medio de una profundización de la crisis económica capitalista, exacerbada por el costo mortal de las décadas de aventuras militares del régimen clerical burgués en Siria, Líbano, Yemen, Iraq y más allá. La crisis se ve exacerbada por las sanciones de Estados Unidos y sus aliados impuestas para presionar a Teherán por su programa de armas nucleares.

La Unión Nacional de Jubilados informa que la tasa anual de inflación de alimentos llegó al 63.4% en noviembre, cifra que, según afirma, nunca antes se había alcanzado “ni siquiera durante la ocupación del país en la Segunda Guerra Mundial”, por parte de las fuerzas británicas y aliadas, lo que llevó a cuatro millones de muertos.

Mientras tanto, una declaración conjunta emitida por los gobiernos chino y saudí el 9 de diciembre reflejó el aislamiento diplomático de Teherán. Siguió a una visita de tres días a Arabia Saudita del presidente chino, Xi Jinping.

Beijing es uno de los principales socios comerciales de Irán y Arabia Saudita es un rival clave que trabaja con Washington para tratar de bloquear la influencia de Teherán en la región. Su declaración presentó demandas que contradicen las posiciones del gobierno iraní. Pidió negociaciones sobre el estatus de tres islas en el Estrecho de Ormuz, reclamadas tanto por los Emiratos Árabes Unidos como por Teherán, y para garantizar que el programa nuclear de Teherán no lo lleve a desarrollar armas nucleares. La declaración reiteró su apoyo a un estado israelí así como a uno palestino, contrarrestando el llamamiento de Teherán a la destrucción de Israel.