Mary-Alice Waters dio el siguiente mensaje de homenaje a Iraida Aguirrechu durante una breve ceremonia el 11 de enero en el Panteón de Combatientes Internacionalistas, en el cementerio Colón de La Habana, Cuba. Waters es presidenta de la editorial Pathfinder y miembro del Comité Nacional del Partido Socialista de los Trabajadores.
Primeramente, quiero agradecer a Balbina, a Iraidita, a la familia completa de Iraida y a todos ustedes aquí presentes. Gracias por el honor de poder rendir homenaje a una combatiente revolucionaria con quien tuvimos el privilegio de trabajar durante las últimas décadas de su vida. Iraida fue para nosotros no solo una compañera de confianza. Llegó a ser también una amiga cercana.
Como escribió Iraida en una nota biográfica que ella preparó hace unos años:
Desde hace unos 30 años atiendo a los compañeros de la editora del Partido Socialista de los Trabajadores de Estados Unidos a solicitud del funcionario que los atendía en otras tareas políticas y yo en edición. Ha sido exitoso según los resultados. Hemos divulgado para el exterior más de 35 obras, y yo seleccioné a los entrevistados y los elementos a divulgar.
Recuerdo muy bien la primera vez que conocí a Iraida. Fue durante la Feria Internacional del Libro de La Habana en 1992. Era la primera vez que la editorial Pathfinder tenía un stand a nombre nuestro en este importante festival cultural. En aquel entonces, prácticamente no conocíamos a nadie. Me sentía como una huérfana, deambulando por PabExpo, buscando alguien con quien hablar.
Cuando pasé por el stand de la Editora Política [del Comité Central del Partido Comunista de Cuba], una mujer sonriente me invitó a entrar. Me pidió que visitara las oficinas de la Editora Política, diciendo que le habían dado la responsabilidad de colaborar con Pathfinder.
A partir de ese momento, Iraida nos prestó su inestimable ayuda, no solo en temas de edición sino en mucho más.
Para el Partido Socialista de los Trabajadores y la editorial Pathfinder, la revolución socialista que hicieron los trabajadores y campesinos de Cuba bajo la dirección de Fidel y el Ejército Rebelde es una de las dos grandes revoluciones proletarias del siglo 20. Está en el mismo plano que la Revolución de Octubre dirigida por Lenin y el Partido Bolchevique. Por esa razón es indispensable que los trabajadores y jóvenes en todas partes del mundo que buscan emular el ejemplo de Cuba aprendan de vuestra trayectoria política, asimilando las lecciones, tanto de los errores como de los triunfos.
Para eso, no solo necesitamos la historia estudiada por los historiadores. Ante todo, necesitamos los relatos testimoniales honestos de aquellos que transitaron esos caminos, a menudo tan difíciles, conduciendo a otras personas. Como dijo Raúl a los combatientes del Ejército Rebelde y de las misiones internacionalistas hace más de un cuarto de siglo, “Hemos sido capaces de hacer la historia, pero no de escribirla”.
El propósito de Pathfinder siempre ha sido publicar esa historia —en las palabras de los que la hicieron— y publicarla de una forma accesible en todo el mundo.
Fue Iraida quien nos abrió la puerta para realizar esa meta compartida. Ella pudo hacerlo gracias al respeto y a la confianza que se había ganado, trabajando con combatientes y dirigentes revolucionarios del mayor valor e integridad.
Una de las primeras personas que conocimos a través de ella fue José Ramón Fernández, entonces vicepresidente del Consejo de Ministros, conocido ampliamente como comandante de la principal columna de tropas que derrotaron a la fuerza invasora mercenaria organizada por Washington en Playa Girón en abril de 1961. Iraida había trabajado con él en numerosas responsabilidades educativas. Y su esposo, Hermes Caballero, trabajó como asesor de Fernández durante más de 35 años.
Se amplió nuestro trabajo con muchos otros dirigentes: Harry Villegas (Pombo), Armando Hart, Enrique Carreras, Néstor López Cuba, Teté Puebla, Víctor Dreke, Moisés Sío Wong, Gustavo Chui, Armando Choy, Asela de los Santos. Para nombrar solo algunos.
Ellos trabajaron generosamente con Pathfinder y recibieron la autorización para hacerlo de los más altos niveles de la dirección cubana porque confiaban en Iraida. Y sabían que ella confiaba en nosotros.
A lo largo de estos 30 años que trabajamos juntos, el número total de libros resulta aún mayor de lo que mencionó Iraida. Hoy son 61 libros en siete idiomas, no solo inglés y español sino persa, francés, griego, chino y árabe.
Esta obra representará un monumento al trabajo que hizo Iraida, un aporte perdurable a la revolución socialista cubana, y un tesoro que seguirá siendo aprovechado por trabajadores y jóvenes revolucionarios en todo el mundo.
La vamos a extrañar.