Las protestas de miles de palestinos en Gaza destruyeron la ilusión promovida por Hamás y sus apologistas alrededor del mundo de que el grupo respaldado por Teherán defiende los intereses nacionales de ese pueblo. Las justas demandas y la valentía de los manifestantes merecen el apoyo de los trabajadores de todo el mundo.
Este grupo de mentalidad nazi es el mayor obstáculo que enfrentan los trabajadores, pescadores y agricultores palestinos de Gaza para poder promover sus propios intereses. También representa una amenaza mortal para los judíos y la existencia de Israel.
Hubo protestas de palestinos en por lo menos cinco ciudades de Gaza del 24 al 26 de marzo, en las que corearon consignas contra el régimen dictatorial de Hamás, y exigieron la liberación de los rehenes israelíes que Hamás mantiene secuestrados. Algunos portaban pancartas que decían “Alto a la guerra” y “Queremos vivir en paz”. Las protestas se reanudaron el 2 de abril.
En una de las protestas, cientos de personas corearon: “¡Hamdan, vete de Gaza! ¡Hamdan, vete a Irán!”. Osama Hamdan es un líder de Hamás. Los trabajadores de Gaza son muy conscientes del apoyo que el reaccionario régimen capitalista de Irán le brinda a Hamás y del objetivo de ambos de eliminar a Israel y a los judíos.
Las protestas demuestran que los golpes asestados por las fuerzas israelíes a Hamás han ampliado el espacio para el pueblo trabajador de Gaza.
Después de las protestas, matones de Hamás asesinaron a seis de los dirigentes de estas y brutalizaron a otros para tratar de intimidar nuevamente al pueblo de Gaza para que permanezca en silencio.
Uno de los asesinados por los escuadrones de la muerte de Hamás fue Oday Nasser al-Rabay, de 22 años de edad. Fue secuestrado el 28 de marzo, torturado por cuatro horas, arrastrado con una soga alrededor del cuello y golpeado con porras y barras de metal delante de los transeúntes.
Si Hamás pensó que así silenciaría a su familia, se equivocó. La familia de Al-Rabay encabezó una procesión fúnebre por las calles de la Ciudad de Gaza coreando “¡Fuera Hamás!”.
Las protestas contra Hamás han estimulado un debate dentro de Israel sobre cómo prevenir más pogromos antijudíos como la masacre de 1,200 personas perpetrada por Hamás el 7 de octubre de 2023, y sobre cómo defender la existencia de Israel como refugio del odio antijudío.
Algunos políticos capitalistas de Israel afirman que “no hay inocentes en Gaza” y que la mayoría de los palestinos allí apoyaron la masacre de judíos ocurrida el 7 de octubre. Pero Hamás nunca ha contado con el apoyo de la mayoría de los residentes de Gaza.
Ha podido mantener su régimen dictatorial torturando y asesinando sistemáticamente a sus oponentes, reprimiendo huelgas y restringiendo los derechos de las mujeres. Con el financiamiento del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas, Hamás intentó inculcar el odio antijudío en los niños en las escuelas y convencer a sus partidarios de acoger el “martirio” en su meta de borrar a Israel del mapa.
“Las protestas que están estallando no ocurren en un vacío”, escribió el periodista israelí Nadav Eyal en Ynet News el 27 de marzo. “Muchos [residentes de Gaza] están cansados de la guerra, y muchos nunca apoyaron a Hamás, para empezar”.
Un artículo de Seth Frantzman en el Jerusalem Post señaló algunos de los obstáculos que enfrenta el pueblo trabajador de Gaza, incluyendo el hecho de que los principales medios de comunicación en lengua árabe, como Al Jazeera, se niegan a cubrir la amplia ira y oposición hacia Hamás. Muchos gobiernos árabes “temen más al poder de la calle o a los manifestantes que a Hamás”, afirmó.
La voluntad de los trabajadores de Gaza a luchar para liberarse de Hamás es una señal positiva para las luchas de clases venideras. La necesidad de unir a los trabajadores en acciones comunes para defender sus intereses de clase y combatir y derrotar el odio antijudío y toda opresión nacional será crucial para progresar.
Parar armas nucleares de Teherán
El gobierno israelí está preparando medidas para eliminar la amenaza que representa el afán del régimen iraní de obtener armas nucleares. Se cree que Teherán podría fabricar suficiente combustible para seis armas nucleares en una semana si decide hacerlo. Eso plantearía el riesgo de un nuevo Holocausto en Israel.
La administración de Donald Trump ha impuesto nuevas sanciones a Irán, tratando de presionar a Teherán para que entable conversaciones sobre su programa nuclear.
Pero las sanciones perjudican a los trabajadores de todas las nacionalidades en Irán. Ellos son el principal obstáculo a los intentos de Teherán de extender su influencia reaccionaria por toda la región y son el aliado más importante de los trabajadores de Israel. Muchos trabajadores iraníes ven la guerra de Hamás contra los judíos y los ataques del régimen iraní a sus derechos como dos caras de la misma moneda.
El gobierno israelí ha dejado claro que actuará militarmente para que Teherán no adquiera ni una sola arma nuclear.