‘¡No hay paz!’ — de 1945 a la crisis mundial actual: Partido Socialista de los Trabajadores señala el camino a seguir

‘La clase trabajadora debe tomar el poder en sus manos’

Por Steve Clark
y Terry Evans
14 de abril de 2025
The Militant_There Is No Peace

“¡No hay paz!” Ese era el titular principal del número del 18 de agosto de 1945 del Militante, que contenía el manifiesto del Comité Nacional del Partido Socialista de los Trabajadores que reimprimimos a continuación. Días antes en ese mismo mes, los gobernantes capitalistas de Estados Unidos habían lanzado las primeras armas nucleares en la historia, aniquilando unas 200 mil personas en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. 

La subsecuente rendición incondicional del rival de Washington en Tokio, puso fin a la segunda matanza imperialista mundial ocurrida en menos de un cuarto de siglo. Durante esa guerra, casi 85 millones de vidas fueron sacrificadas en el altar de la feroz competencia y conflictos entre las clases dominantes más ricas y poderosas, en su contienda por redividirse la tierra.

“¡Solo el socialismo mundial puede salvar a la humanidad de la aniquilación atómica en otra guerra imperialista!”, declaraba el titular. “¡Trabajadores de Estados Unidos! ¡Deben tomar el poder en sus propias manos!” 

El titular había sido escrito por Evelyn Reed, redactora del Militant. Casi una década más tarde, Reed jugó un papel central en un debate político en el PST —a primera vista desconectado de los temas anteriores— con un artículo sobre “El marxismo y la cuestión de la mujer”. Es uno de los artículos principales del libro Los cosméticos, la moda y la explotación de la mujer, cuya edición expandida fue publicada recientemente por la editorial Pathfinder.

El sistema capitalista, escribió Reed, “degrada y oprime a la gran masa de mujeres” explotando sus descontentos y temores para “avivar el fuego de las ventas y ganancias ilimitadas” en un mercado de cosméticos y moda impulsado por la publicidad. Todo esto forma parte de cómo las familias gobernantes buscan “reforzar y perpetuar este sistema despiadado de ganancias y su opresión de la mujer”, afirmó.

Lejos de ser una cuestión ajena, el manifiesto del PST de 1945 abordaba las consecuencias inevitables de ese mismo “sistema despiadado de ganancias” y la misma necesidad de que el pueblo trabajador emprenda un camino revolucionario para el avance de los trabajadores, las mujeres y todos los oprimidos y explotados.

Educar, organizar a clase trabajadora

Ochenta años después de su publicación original, el manifiesto del PST proporciona una comprensión esencial de las fuerzas de clase que impulsan los conflictos comerciales, la devastación social, las guerras y los pogromos que sacuden el mundo actual. Destaca cómo los vencedores de la Segunda Guerra Mundial sembraron las semillas de una tercera guerra mundial, y también lo que está en juego para la clase trabajadora en poder evitar otra masacre imperialista en los años venideros; esta vez con múltiples potencias nucleares por todo el mundo. 

Todo esto, como explica el manifiesto del PST, solo puede evitarse con la construcción de partidos proletarios en Estados Unidos y en todo el mundo, para educar y organizar a los trabajadores en un rumbo de irreconciliable lucha de clases, orientado a propiciar la conquista del poder estatal por parte de la clase trabajadora y sus aliados explotados. Un curso para decidir a escala mundial qué clase gobernará.

Las atrocidades perpetradas por los gobernantes estadounidenses en Hiroshima y Nagasaki fueron parte integral de su curso durante la Segunda Guerra Mundial. Por primera vez en la guerra moderna, Washington y su aliado en Londres llevaron a cabo masacres sistemáticas de la población civil mediante el bombardeo de Hamburgo en 1943, de Dresden en 1945 y de Tokio y otras ciudades japonesas en 1945.

Impulsados a la acción revolucionaria

“El odio a la guerra imperialista y el temor a lo que nos depara el futuro están produciendo conclusiones políticas revolucionarias entre los trabajadores”, dice la declaración del PST de 1945. 

Esta acción revolucionaria ya había comenzado. En Europa, luchas prerrevolucionarias estallaron en Grecia, Francia e Italia. En cada instancia, el pueblo trabajador fue bloqueado de conquistar el poder por la traición de las direcciones estalinistas de los Partidos Comunistas orientados hacia Moscú que obedecieron las órdenes de Stalin de no perturbar la división de Europa en “esferas de influencia” por parte de Londres, Moscú y Washington. Estos partidos también respaldaron a sus propios gobernantes imperialistas que trataban de bloquear la independencia de sus colonias en Vietnam, Corea, África y otros lugares.*

Al final de la guerra hubo enormes manifestaciones de soldados en las bases norteamericanas en el Pacífico y otros lugares para exigir el regreso inmediato a casa. Los gobernantes capitalistas de Estados Unidos quedaron advertidos que los trabajadores y agricultores en uniforme no lucharían ni morirían en los intentos de Washington de contener las revoluciones contra la dominación colonial, incluyendo la de China. Sus acciones obligaron al gobierno estadounidense a retirar a sus tropas.

“Solo la clase trabajadora”, declaró el PST en 1945, “puede asestar el golpe mortal a este sistema abominable. Los trabajadores pueden movilizar a las masas en torno a su bandera liberadora y cambiar el mundo”.

Ese mismo rumbo revolucionario proletario es el que presentan los candidatos del Partido Socialista de los Trabajadores postulados en las elecciones de 2025.

Nuevas y más peligrosas guerras

Tras la sangrienta invasión de Ucrania por Moscú —la mayor guerra terrestre en Europa desde la Segunda Guerra Mundial— y la masacre de judíos en Israel perpetrada por Hamás el 7 de octubre de 2023 —el mayor pogromo desde el Holocausto— las rivalidades inherentes de la época imperialista en sus más de 125 años de existencia, se están intensificando nuevamente. Las clases dominantes de todo el mundo se están rearmando y buscando nuevas alianzas para intentar dividir de nuevo y saquear el mundo en beneficio propio. Un mayor número de trabajadores están observando estos grandes cambios, y hablando entre ellos, con su familia y sus compañeros de trabajo sobre la inevitabilidad de nuevas y más peligrosas guerras.

Tras la victoria de Washington en la Segunda Guerra Mundial, los gobernantes imperialistas desplazaron a sus aliados y sus enemigos por igual y establecieron un nuevo orden mundial bajo su propio dominio. Fue un orden mundial que desde entonces ha estado marcado por más masacres brutales en Corea, Vietnam, Iraq, Afganistán y otros países donde los pueblos oprimidos han luchado por sus derechos nacionales y contra la superexplotación. Los gobernantes de Estados Unidos han librado una guerra política, económica y financiera de 65 años contra la revolución socialista cubana liderada por Fidel Castro.

En más de una ocasión Washington ha amenazado con lanzar armas nucleares para promover los intereses de clase de los capitalistas norteamericanos. 

Evelyn Reed, una autora de Los cosméticos, la moda y la explotación de la mujer, escribió en 1945 el titular del Militant, ‘¡No hay paz!’
Evelyn Reed, una autora de Los cosméticos, la moda y la explotación de la mujer, escribió en 1945 el titular del Militant, ‘¡No hay paz!’

Hoy, no está surgiendo ninguna potencia capaz de reemplazar el orden mundial dominado por Washington. Más bien todas las clases dominantes capitalistas rivales están encadenadas en una decadencia conjunta, compitiendo entre sí por mercados, recursos naturales, mano de obra barata y poderío militar. Los gobernantes norteamericanos han sido debilitados, pero siguen en la cima del montón.

La lectura del manifiesto del PST, “¡No hay paz!”, ofrece a los trabajadores de hoy una evaluación honesta de lo que las familias capitalistas dominantes del último imperio del mundo han hecho en el pasado para mantener su riqueza y dominio, y lo que están dispuestas a hacer de nuevo.

En agosto de 1945 el Partido Socialista de los Trabajadores convocó a los trabajadores a “unirse a nosotros en la gran batalla por un mundo nuevo”. Únase hoy a los candidatos del PST y a sus partidarios en sus campañas por todo el país.


* Para distinguir al Partido Socialista de los Trabajadores de los partidos estalinistas, el manifiesto explica que el PST es “trotskista”. O sea, que apoya la lucha del líder bolchevique León Trotsky que defendía el curso marxista de V.I. Lenin.